domingo, 22 de junio de 2008

El caso sudafricano en la obra “La historia de mi hijo”(1991) de Nadine Gordimer.


Los escritores, y la literatura, como testigos de su época. La construcción de identidades colectivas, grupales e individuales. Los conflictos culturales dentro de la sociedad sudafricana. El impacto del apartheid y los movimientos de resistencia.

En esta obra se describen magníficamente los conflictos de la sociedad sudafricana y los problemas identitarios de cada grupo e individuos. También el accionar del apartheid y las reacciones de la resistencia.
Los personajes que participan en la novela dan muestran de que muchas veces existen contradicciones entre las identidades grupales y las identidades individuales; contradicciones sociales, identidades políticas en proceso de formación y enunciados culturales en el acto de hibridez.
La novela nos brinda la idea de que no existe un grado de homogeneidad entre el grupo de color, sino que dentro éstos existen distintos grupos ( o subgrupos). Los mestizos quizás son el grupo que más presenta problemas identitarios, pues son rechazados por gran parte de la minoría de blancos, pero tampoco se siente parte del grupo de negros.
En la siguiente cita Will ( hijo del protagonista) lo demuestra claramente:
“… como eran siempre de negras esas mujeres: negras ennegrecidas por trabajar al sol, como si la naturaleza, que le suministró a nuestros padres fundadores la dosis apropiada de pigmentación para habitar este continente, les hubiera proporcionado también el camuflaje bajo el cual parecían someterse a la esclavitud. Si uno es de sangre mezclada no tiene esa protección…”[1].
También en el texto se dan claras señales de los conflictos internos de la Resistencia para lograr la unidad.
Sonny, el protagonista, siempre estuvo a favor del accionar pacífico (muchas veces en contradicción con el resto de los miembros) y siempre privilegió la unidad antes que su posición dentro del partido. Por su parte, su esposa Aila y su hija Baby , quienes al principio de la obra no participan dentro de ningún movimiento, más tarde se involucran en el accionar violento.
El caso de Hanna (amante de Sonny) es interesante por el hecho de pertenecer a la minoría blanca, pero que participa en la Resistencia. Ella tiene un ideal más general que los otros personajes, tal vez porque no se siente parte de la sociedad sudafricana ( hija de padre misionero, educada en Inglaterra). Se siente involucrada en un proceso de liberación más amplio que incluya a todo el continente africano . En las discusiones con Sonny se muestra más sólida en su discurso y sus ideas sobre el socialismo, también se la percibe escéptica y reacia ante la negociación. Para ella la lucha es más importante que los pactos entre los distintos grupos.
“…lo que ella realmente es, es una cuestión de en aquella época y de entonces, cualificaciones e incertidumbres…era feminista, cuidadosa con los géneros…”[2].
Seyla Benhabid indica que “ … al reflexionar sobre la política de la identidad y la política de la diferencia, debemos concentrarnos menos en lo que el grupo es y más en lo que los líderes políticos de dichos grupos exigen en la esfera pública…”[3]. Por ello, me parece apropiado mencionar las palabras que Nelson Mandela pronunció en 1964 en el juicio de Rivonia, cuando fue sentenciado a cadena perpetua por traición:
"He luchado contra la dominación de los blancos y contra la dominación de los negros. He deseado una democracia ideal y una sociedad libre en que todas las personas vivan en armonía y con iguales oportunidades. Es un ideal con el cual quiero vivir y lograr. Pero si fuese necesario, también sería un ideal por el cual estoy dispuesto a morir"[4].
Por último, creo que si bien Will nunca participó en ningún movimiento de resistencia, ni tampoco tomó postura con respecto a los conflictos grupales o familiares ( a lo largo de la obra se lo percibe dubitativo ), podría considerárselo un testigo en su carácter de escritor. Quizás este personaje sintetice el pensamiento de Nadine Gordimer sobre la función de los escritores en el sentido de que deben ser entendidos como actores políticos, pero también como “ una caja de resonancia (de lo que pasa afuera y adentro)”
Para Gordimer los escritores “…. no podemos excluir o descartar nada dentro de nuestra búsqueda interior en pos del sentido, nuestro trabajo es hacia adentro, incluso hacia adentro de los actos de terrorismo: Debemos buscar el sentido .…”[5]
Will nos dice:
“…Lo que él hizo – mi padre – me convirtió en escritor. Debo darle gracias por eso? Por qué no haber sido otra cosa?... Soy un escritor y este es mi primer libro. Que jamás podré publicar…” [6]
“…ese el milagro que hace a la literatura y que la vincula con la creció misma… en nuestra historia he inventado lo que no pude experimentar yo mismo… he contado algo en …la licencia de la visión retrospectiva… a veces la memoria ha abierto una escotilla y me ha arrojado de nuevo a la experiencia como si la estuviera viviendo otra vez… la gramática es una manera de dominar el tiempo…”[7].


[1] Gordimer, Nadine. La historia de mi hijo. Grupo Editorial Norma . Pág.174
[2] Gordimer, Nadine. La historia de mi hijo. Grupo Editorial Norma.Pág.53.
[3] Benhbid, Seyla. Las reivindicaciones de la cultura. Pág. 47
[4] Nelson Mandela. Juicio de Rivonia,(1964) en www.sudafrica.com.
[5] *Gordimer ,Nadine en Clarín.com.SABADO 06 ENE 2007.CONFERENCIA."No existen torres de marfil frente al acoso de la realidad"
[6] Gordimer, Nadine. La historia de mi hijo. Grupo Editorial Norma. Pág 326

[7] Ibid. Pág. 324.